Mierda,
se que dejamos claro que fue…
Un
error, un impulso y ya
Pero
como me encanta flagelarme recordando tu rostro, recordando como tenias tus
piernas alrededor de la mía, la preocupación que parecías mostrar.
Me
encanta lastimarme pensando que por mínimos instantes éramos tú y yo. ¿Por qué me
hago tremendas idioteces? ¿Si sé a todas luces que no sientes lo mismo, por qué
demonios sigo recordando?
No
lo dejo pasar, recuerdo y recuerdo. Cada gesto, cada tono, cada beso…
Pero
no es lo peor que he sentido, y no entiendo el por qué me afecta más de lo que
debería.
Digo
y repito como un rezo que acepto lo que ofreces ¿Pero lo digo para comunicarlo
o para convencerme a mí mismo?
No
sé por qué mi mente NO quiere entender, a pesar de que me repito constantemente
tus validas razones. Quiero que esas alas sean cortadas, que toda esperanza
muera. Y el muy idiota, no importa cuán obvia o clara sea la negativa, el idiota
aún mantiene una estúpida esperanza.
¿Qué
alimenta a esa malnacida? ¿Acaso es cierto que me gustan enfermizamente las
causas perdidas?
No,
solo soy un imbécil.
Y
estas cosas, estas frases y palabras… no sé si te las digo a ti o me las grito
a mí.
Bien,
puto insight. ¿Ahora entiendes? Por esto no me gusta que alguien me atraiga,
porque me vuelvo idiota, irracional, testarudo, necio. Odio que alguien tenga
esa facultad sobre mí, y odio que no pueda dejar ir las cosas.
Este
soy yo, el tipo que te dijo que te quiere, pero que admite que como le caga
hacerlo en estas circunstancias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario