Por mi se va a la raza condenada. Antes de mi no hubo nada exepto lo inmortal y yo duro eternamente

Por mi se va a la raza condenada. Antes de mi no hubo nada exepto lo inmortal y yo duro eternamente
¡Oh, vosotros los que entrais, abandonad toda esperanza!

miércoles, 4 de abril de 2012

¿Han sentido ese miedo infantil?

El de creer estar solo, no solo en casa sino hasta de toda la calle.

Ese momento de la noche, donde incluso el bien aventurado grillo se ha callado. No hay ningún ruido, ni siquiera a la distancia. Sólo el denso silencio que parece fundirse con la penumbra y sombra hasta formar un muro casi palpable que te aprieta el pecho, que hace que te sientas rodeado por quién sabe qué criaturas y observado por incontables ojos, que aguardan vigilantes que cometas algúna acción que les permita abalanzarse sobre ti.

Y al escuchar un ruido, éste te parece extraño... fuera de lugar, bizarro, siniestro por más cotidiano que sea. Sonará como una oscura parodia de la rutina.

Odias el silencio te oprime, te abruma pero aún así piensas que debe permanecer inmutado. Nada debe perturbar ese maldito silencio. ¿Por qué? ¿A qué cosa tememos "despertar"? Si el silencio se rompe ¿Eso nos atrapará?

Es en esos momentos que victimas del insomnio, nos quedamos mirando hacia la nada, expectantes. Pero ¿Es de verdad insomnio? ¿O acaso estamos buscando aquello que nos causa pavor, tenemos miedo de cerrar los ojos y saber que está ahí? ¿Acasp queremos devolverle la mirada? Me pregunto qué harías si todas las sospechas que flotan en tu cabeza y que te niegas a pensar directamente, fueran acertadas.

Trata de convencerte a ti mismo de que son solo niñerías...quizá de verdad las sean.

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